Recojo mis ropas untadas de Tierra de la Tierra
rasgadas por los caminos de alambres oxidados
de un pasado
lo suficientemente negro
y lleno de abismos violentos.
Y les prendo fuego para que como un incienso
perfumen estas cuatro paredes de mierda
De los vasos sucios llenos de Ron Suicida
se escapan estas palabras que piden sangre
que lustran mis colmillos
con los que morderé la lujuria
Estos gritos inagotables
morderán huesos y labios
arrancaran orejas
y las cambiaran por placeres obscenos
poblaran Santiago de juegos peligrosos y menstruales
para que ya nadie escuche
para que ya nadie vea
hasta que sólo haya danza
hasta que sólo haya "existir"
hasta que la naturaleza arda en éxtasis
hasta que la serpiente despierte
y se envuelva de la erótica copa asesina del miedo.
FELIPE BURGOS ORTIZ
jueves, 17 de septiembre de 2009
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