miércoles, 2 de junio de 2010

Querida mia:

Sé que tu vida no es fácil, conozco la cara de tu hijo sentado a la mesa. Sé lo difícil que es bañarte todos los días con la marca de las caricias que se impregnan en la piel como garrapatas succiona recuerdos, te he visto llorar debajo de las luz de aquella lámpara que ampara todas tus necesidades a las 4 de la mañana. Puedo sentir el olor a látex con espermicida que aperfuma tu decencia mientras guardas tu argolla en el bolsillo. El paso del cigarro y las marcas de hambre que respira tu pecho impiden el cógito ergo sum que anhelas. Con todo ese dolor, tu calvicie y ese tumor cancerígeno que te consume, te detuviste y me miraste, nuestros caníbales coexistieron y nuestros cadáveres tantearon terrenos.
Te envío un hálito de calor querida mía.
Dile a tu hijo que no llore más.
Atentamente.
La muerte.
DANIELA VALENZUELA

jueves, 17 de septiembre de 2009

Recojo mis ropas untadas de Tierra de la Tierra

rasgadas por los caminos de alambres oxidados

de un pasado

lo suficientemente negro

y lleno de abismos violentos.

Y les prendo fuego para que como un incienso

perfumen estas cuatro paredes de mierda



De los vasos sucios llenos de Ron Suicida

se escapan estas palabras que piden sangre

que lustran mis colmillos

con los que morderé la lujuria



Estos gritos inagotables

morderán huesos y labios

arrancaran orejas

y las cambiaran por placeres obscenos

poblaran Santiago de juegos peligrosos y menstruales

para que ya nadie escuche

para que ya nadie vea

hasta que sólo haya danza

hasta que sólo haya "existir"

hasta que la naturaleza arda en éxtasis

hasta que la serpiente despierte

y se envuelva de la erótica copa asesina del miedo.



FELIPE BURGOS ORTIZ

Pequeñas esquelas encontradas en lo más recóndito del instinto

I

(Iniciación)


Siempre al recordar mi primera vez

aquella /la máxima iniciación

donde las mixtas nociones del hambre

jugaron el papel principal

en el estómago siento una dolencia aguda



En momentos de pánico y locura

la fiebre que nos amenaza

después de cada bocado humano

me hace pensar que aquel malestar estomacal

son los mordiscos

de la mas tierna

la primera virgen que encontró muerte

en mis enrojecidos y firmes colmillos



II

(Aprendizaje)


Desde que encontré este oficio

he dormido más de lo habitual

he imaginado mucho

y aún no tengo un sueño reparador


Cuando empecé a ejercer esta labor

no sabia cuáles eran las consecuencias

algo tenía que atiborrar en mí

y me agradaba la idea de trabajar en secreto


Con el tiempo aprendí más acerca de esto

por ejemplo ahora sé

cada cuanto tiempo me está bien hacerlo

la cantidad /no sé si exacta

pero al menos aproximada de las meriendas


Aprendí a regular mi digestión

aprendí que de las mujeres ya muy mayores

sólo se debe digerir el sexo


y que de las más sensuales vírgenes

sus labios es lo que mejor sabe



III

(Confianza)


Cuando uno se dedica a esto la cosa cambia

antes lo hacía con ingenuidad /como con vergüenza de mis dientes

ahora soy todo un irracional y hasta he corrido a la manera de demente
psicópata

entre la neblina del amanerado invierno santiaguino /con mis pelos faciales

ensangrentados y tripas humanas cayendo de entre mis molares



IV

(Riesgos)


No es ningún juego la pestilente

cruenta e insistente fiebre

que nos amenaza

a los Poetas Caníbales


*

Cada bucólica viva

hasta la mordida en el corazón

-porque como todos sabemos

si un bocado humano expira

antes de la dentellada en 'la cuchara'

no habrá provecho para el feroz-

debe tener ciertas características

características que me he prohibido contarles

ya que todo Caníbal debe correr sus propios riesgos




ANÍBAL ESCOBAR OLMEDO