jueves, 17 de septiembre de 2009

Pequeñas esquelas encontradas en lo más recóndito del instinto

I

(Iniciación)


Siempre al recordar mi primera vez

aquella /la máxima iniciación

donde las mixtas nociones del hambre

jugaron el papel principal

en el estómago siento una dolencia aguda



En momentos de pánico y locura

la fiebre que nos amenaza

después de cada bocado humano

me hace pensar que aquel malestar estomacal

son los mordiscos

de la mas tierna

la primera virgen que encontró muerte

en mis enrojecidos y firmes colmillos



II

(Aprendizaje)


Desde que encontré este oficio

he dormido más de lo habitual

he imaginado mucho

y aún no tengo un sueño reparador


Cuando empecé a ejercer esta labor

no sabia cuáles eran las consecuencias

algo tenía que atiborrar en mí

y me agradaba la idea de trabajar en secreto


Con el tiempo aprendí más acerca de esto

por ejemplo ahora sé

cada cuanto tiempo me está bien hacerlo

la cantidad /no sé si exacta

pero al menos aproximada de las meriendas


Aprendí a regular mi digestión

aprendí que de las mujeres ya muy mayores

sólo se debe digerir el sexo


y que de las más sensuales vírgenes

sus labios es lo que mejor sabe



III

(Confianza)


Cuando uno se dedica a esto la cosa cambia

antes lo hacía con ingenuidad /como con vergüenza de mis dientes

ahora soy todo un irracional y hasta he corrido a la manera de demente
psicópata

entre la neblina del amanerado invierno santiaguino /con mis pelos faciales

ensangrentados y tripas humanas cayendo de entre mis molares



IV

(Riesgos)


No es ningún juego la pestilente

cruenta e insistente fiebre

que nos amenaza

a los Poetas Caníbales


*

Cada bucólica viva

hasta la mordida en el corazón

-porque como todos sabemos

si un bocado humano expira

antes de la dentellada en 'la cuchara'

no habrá provecho para el feroz-

debe tener ciertas características

características que me he prohibido contarles

ya que todo Caníbal debe correr sus propios riesgos




ANÍBAL ESCOBAR OLMEDO

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