Recojo mis ropas untadas de Tierra de la Tierra
rasgadas por los caminos de alambres oxidados
de un pasado
lo suficientemente negro
y lleno de abismos violentos.
Y les prendo fuego para que como un incienso
perfumen estas cuatro paredes de mierda
De los vasos sucios llenos de Ron Suicida
se escapan estas palabras que piden sangre
que lustran mis colmillos
con los que morderé la lujuria
Estos gritos inagotables
morderán huesos y labios
arrancaran orejas
y las cambiaran por placeres obscenos
poblaran Santiago de juegos peligrosos y menstruales
para que ya nadie escuche
para que ya nadie vea
hasta que sólo haya danza
hasta que sólo haya "existir"
hasta que la naturaleza arda en éxtasis
hasta que la serpiente despierte
y se envuelva de la erótica copa asesina del miedo.
FELIPE BURGOS ORTIZ
jueves, 17 de septiembre de 2009
Pequeñas esquelas encontradas en lo más recóndito del instinto
I
(Iniciación)
Siempre al recordar mi primera vez
aquella /la máxima iniciación
donde las mixtas nociones del hambre
jugaron el papel principal
en el estómago siento una dolencia aguda
En momentos de pánico y locura
la fiebre que nos amenaza
después de cada bocado humano
me hace pensar que aquel malestar estomacal
son los mordiscos
de la mas tierna
la primera virgen que encontró muerte
en mis enrojecidos y firmes colmillos
II
(Aprendizaje)
Desde que encontré este oficio
he dormido más de lo habitual
he imaginado mucho
y aún no tengo un sueño reparador
Cuando empecé a ejercer esta labor
no sabia cuáles eran las consecuencias
algo tenía que atiborrar en mí
y me agradaba la idea de trabajar en secreto
Con el tiempo aprendí más acerca de esto
por ejemplo ahora sé
cada cuanto tiempo me está bien hacerlo
la cantidad /no sé si exacta
pero al menos aproximada de las meriendas
Aprendí a regular mi digestión
aprendí que de las mujeres ya muy mayores
sólo se debe digerir el sexo
y que de las más sensuales vírgenes
sus labios es lo que mejor sabe
III
(Confianza)
Cuando uno se dedica a esto la cosa cambia
antes lo hacía con ingenuidad /como con vergüenza de mis dientes
ahora soy todo un irracional y hasta he corrido a la manera de demente
psicópata
entre la neblina del amanerado invierno santiaguino /con mis pelos faciales
ensangrentados y tripas humanas cayendo de entre mis molares
IV
(Riesgos)
No es ningún juego la pestilente
cruenta e insistente fiebre
que nos amenaza
a los Poetas Caníbales
*
Cada bucólica viva
hasta la mordida en el corazón
-porque como todos sabemos
si un bocado humano expira
antes de la dentellada en 'la cuchara'
no habrá provecho para el feroz-
debe tener ciertas características
características que me he prohibido contarles
ya que todo Caníbal debe correr sus propios riesgos
ANÍBAL ESCOBAR OLMEDO
(Iniciación)
Siempre al recordar mi primera vez
aquella /la máxima iniciación
donde las mixtas nociones del hambre
jugaron el papel principal
en el estómago siento una dolencia aguda
En momentos de pánico y locura
la fiebre que nos amenaza
después de cada bocado humano
me hace pensar que aquel malestar estomacal
son los mordiscos
de la mas tierna
la primera virgen que encontró muerte
en mis enrojecidos y firmes colmillos
II
(Aprendizaje)
Desde que encontré este oficio
he dormido más de lo habitual
he imaginado mucho
y aún no tengo un sueño reparador
Cuando empecé a ejercer esta labor
no sabia cuáles eran las consecuencias
algo tenía que atiborrar en mí
y me agradaba la idea de trabajar en secreto
Con el tiempo aprendí más acerca de esto
por ejemplo ahora sé
cada cuanto tiempo me está bien hacerlo
la cantidad /no sé si exacta
pero al menos aproximada de las meriendas
Aprendí a regular mi digestión
aprendí que de las mujeres ya muy mayores
sólo se debe digerir el sexo
y que de las más sensuales vírgenes
sus labios es lo que mejor sabe
III
(Confianza)
Cuando uno se dedica a esto la cosa cambia
antes lo hacía con ingenuidad /como con vergüenza de mis dientes
ahora soy todo un irracional y hasta he corrido a la manera de demente
psicópata
entre la neblina del amanerado invierno santiaguino /con mis pelos faciales
ensangrentados y tripas humanas cayendo de entre mis molares
IV
(Riesgos)
No es ningún juego la pestilente
cruenta e insistente fiebre
que nos amenaza
a los Poetas Caníbales
*
Cada bucólica viva
hasta la mordida en el corazón
-porque como todos sabemos
si un bocado humano expira
antes de la dentellada en 'la cuchara'
no habrá provecho para el feroz-
debe tener ciertas características
características que me he prohibido contarles
ya que todo Caníbal debe correr sus propios riesgos
ANÍBAL ESCOBAR OLMEDO
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